viernes, 23 de noviembre de 2012

1391: saqueo del barrio judío de Barcelona

Imagen de la calle Marlet con Sant Domènec del  Call.
Barrio Gótico de Barcelona
Una de las crónicas negras de la historia de Barcelona sucedió en el medievo y fue la matanza de judíos por los antisemitas, sentimiento que entonces se extendía por las ciudades españolas y francesas. Los asaltantes, en contra de las autoridades locales, asaltaron y saquearon el Call, el barrio judío de Barcelona, produciendo la muerte a un millar de personas que formaban parte de la comunidad judía de Barcelona.
Los judíos jugaron un papel muy importante en la economía y la cultura de aquellos pueblos en los que habitaban y Barcelona fue una de esas ciudades europeas en donde en la Edad Media, su comunidad aportó riqueza al tesoro publico como buenos contribuyentes que eran, coincidiendo con uno de los momentos más prósperos conocidos en la ciudad comprendidos entre los siglos XIII y XIV.

Las mujeres tenían la fama de ser excelentes comadronas, una profesión considerada entonces de elevada dificultad, ya que hablamos de una época en la que los conocimientos y recursos médicos eran bastante pobres. Sin embargo, entre la comunidad judía barcelonesa habían médicos, matemáticos, talmudistas, teólogos, ...Hoy en día sabemos que durante el medievo, los judíos de Barcelona que tenían recursos económicos compraban tierras, principalmente viñas en los terrenos cercanos a Montjuic y casas en el barrio  de los Arcs. Éstas podían estar en el interior de la ciudad amurallada, pero otras estaban fuera de ellas, en el camino que conducía al mar y por el que  hoy discurre la calle Argentería.

En la prosperidad de la Barcelona del siglo XIII, su comunidad tuvo mucho que ver y por ello fueron protegidos del antisemitismo por parte del rey Jaume I. Sus aportaciones económicas fueron fundamentales en las campañas y conquistas militares del monarca. Llegaron a ser cuatro mil habitantes quienes residían en su barrio, una zona apartada del resto de la ciudad, el Call, que hoy en día conforma algunas de las calles que se pueden visitar del barrio Gótico de la ciudad condal. Tenían sus propias normas y pagaban directamente los impuestos a la corona. Algunos de los comercios que podían encontrarse en el Call eran las panaderías o carnicerías, entre otros, y también era posible ejercer su religión. Recientemente, se encontró una sinagoga que así lo atestigua y que es posible visitar. Estas podían ejercer el derecho de asilo, al igual que las iglesias, quienes jugaron un papel importante en el asalto.

A pesar de la protección y el derecho a la práctica religiosa, los judíos de Barcelona padecían algunas restricciones, por ejemplo, podían comerciar con católicos, pero no les estaba permitido vender libros cristianos. Si tenían esclavos y se bautizaban, debían liberarlos inmediatamente. Algunos oficios no podían ejercerlos y estaban obligados a llevar un distintivo de color amarillo y rojo para que se les pudiera reconocer fácilmente y saber que estaban bajo la protección de la corona.


Situación del Call, el barrio judío de Barcelona con el entramado actual de la calles

Lamentablemente, el antisemitismo crecía entre la población cristiana, estimulado por algunas de las iglesias, por ello, fueron una comunidad despreciada. Las razones siempre eran las mismas, las diferencias culturales y los asuntos económicos. Este fenómeno no fue exclusivo de Barcelona, fue algo que sucedió en toda España y Francia. Conocidos son los acontecimientos de Sevilla y Córdoba auspiciados por el archidiácono de Écija.

Algunos ataques se intentaron también en Barcelona, pero la milicia ciudadana y las autoridades municipales los abortaron. Tristemente, en 1391 los antisemitas consiguieron asaltar el barrio judío causando más de un millar de muertes. La reacción popular contra los antisemitas no se hizo esperar y muchos protegieron a los judíos y los salvaron de la muerte. Estos se refugiaron en conventos y casas de particulares quienes los escondían de una muerte segura.

A petición de los consejeros de la ciudad, el mercader Arnau Ferrer fue a hablar con los dirigentes de la comunidad que estaban vivos para ofrecerles la salvación a cambio de que se convirtieran al cristianismo. Asimismo, les entregó dinero para que pudieran sobrevivir, porque con el saqueo todos sus bienes habían desaparecido. Muchos lo hicieron, pero otros, especialmente mujeres no y muriendo por su negativa. Otros consiguieron permanecer escondidos hasta que pudieron huir.





La consecuencia de la destrucción del barrio judío fue un gran agravio para el heraldo público, porque se habían perdido las importantes contribuciones que realizaban. Por ello, el rey Joan I intentó reorganizar la comunidad, pero los esfuerzos no obtuvieron su fruto y Barcelona no volvió a contar con un barrio judío.

Los que se convirtieron pudieron participar en asuntos de la vida pública barcelonesa que antes no les era permitido, sin embargo, el antisemitismo fue creciendo y muchas veces se les acusaba de practicar en secreto su religión. Esto llevó a la Inquisición a actuar y en 1492 los judíos españoles fueron expulsados de la península. El 14 de marzo 1498, se dispuso una orden de los inquisidores para destruir todos los libros escritos en hebreo. Por ello, pocos restos se conservan en Barcelona, tan sólo unas lápidas sepulcrales y algunas joyas se han encontrado hasta la fecha.

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